viernes, 30 de octubre de 2009

A mis queridos poetas

La labor creativa de los poetas latinoamericanos no se podía dejar de lado. Por esto pensé en el "creacionista" Vicente Huidobro, para quien dije así:

HUIDOBRO

I

Salta Altazor del cielo hacia el abismo
sin querer oponerle resistencia,
dándole a sus estrofas la cadencia
que les presta su rítmico eufonismo.

Escinde las palabras, las combina
y las lanza en bandadas a los cielos,
mitades de sonoros violonchelos,
las otras voladoras golondrinas.

Se hermanan el monte y la distancias,
las brisas, las alondras y la noche,
los pájaros, la lira y la cadencia.

Florece en el poema como un broche,
obra del hacedor por su conciencia,
una nube de insectos en la noche.

A mis queridos poetas

Otro de los buenos, para mí y muchos, el cubano Nicolás Guillén, de quien digo así:
GUILLÉN

I

Baila al son Nicolás de su atabal
bajo el rayo de la nocturna luna,
en un corro cercano a la laguna
que refleja la danza en su cristal.

Y las nuevas y ardientes negras bellas
van al ruedo y remecen sus caderas
y en sus brillantes ojos cual esferas
capturan el fulgor de las estrellas.

Canto negro a Ochún y Yemayá,
danza negra que en la noche retumba,
voz del negro que tumba y no se va.

Y en el cañaduzal la zafra zumba
en las manos del negro que aquí está
y ha metido a la América en su rumba.

A mis queridos poetas

Otro de mis predilectos es Pablo Neruda, Neftalí Reyes Basoalto, a quien dedico el siguiente soneto:

NEFTALÍ

I

Palabras rumorosas como mares,
cantos de amor, de muerte y esperanza,
minas de zinc, nieves en lontananza,
arroyos, ventisqueros y pinares.

Poemas que fustigan a tiranos,
historias de su América nativa,
fornidos labradores, frente altiva,
dibujando el futuro con sus manos.

Paraísos de piedras y animales,
hombres de barro, poetas de vitral,
abogados y jueces pro imperiales,

O cosacos en soberbio pedestal,
que proponen sus obras comunales,
como muestras de política social.

A mis queridos poetas

Homenaje a mi paisano Aurelio Arturo, uno de nuestros mejores bardos:

ARTURO

I

Fue feliz en el sur y en sus montañas
paraísos selváticos de verde,
creyó que nunca la niñez se pierde,
aunque vague por sendas muy extrañas.

Siempre añoró de lejos su morada;
Tierras del sur y ríos amansados,
Las arboledas verdes, los sembrados,
¡Llama, llamita, luz, noche estrellada!

Amó a los suyos, los nombró en su verso,
su noche protectora, amante seno,
pintó de mil colores su universo,

Y a sus mujeres de color moreno;
volvió a sus lares sin ningún esfuerzo,
¡Pues, en el sur, vivir era muy bueno!




II

Fantasmas de la noche protectora
y duendes juguetones de sus lares,
balsámicas maderas y solares,
cielo, estrella y lunita soñadora.

Un país soñador con verdes hojas,
vientos que ramas y poemas mecen,
fustigadoras moscas que adormecen,
del sol en el cenit las frutas rojas.

Amores de nodrizas y doncellas
y galopar de núbiles corceles,
rutilar, sonreír de las estrellas.

Canciones de aromáticos vergeles
senderos que dejaron ondas huellas,
nostálgicas fragancias como mieles.


Autor: Fernando Bedoya Londoño

A mis queridos poetas

Otro de los poetas a quien admiro es al nicaraguense Rubén Darío, a quien le dedico los siguientes sonetos:

DARIO

I

¿Recuerdas, tú lector, a Margarita,
a Onfalia, a Diana, a Cipria o a Dalila,
o a la musa Delicia o Hipsipila,
o a la amorosa Venus Afrodita?

¿ O quizá a las Minervas y a los Martes
ir triunfantes al son de los clarines,
secundados por rudos paladines
portando jubilosos estandartes?

¿Y no has oído hablar de los amores
del tigre de bengala y la tigresa
acechados por fieros cazadores,

Que muy seguros y con cruel rudeza,
amparados por árboles y flores,
mataron en aquellos la terneza?

II

¿ Te contaron tal vez que hada Harmonía
con la divina Eulalia y Filomela
en rítmica y sonora cantinela,
daban a dos amantes agonía?

¿ Que llegaron tesoros del oriente,
de las Romas, las Grecias y las Francias,
como gemas, metales y fragancias,
a bellos lares en el occidente,

A lomo de camellos, dromedarios,
En árabes caballos o elefantes,
Tortugas o dragones legendarios,

O en las manos de olímpicas Bacantes
Que encienden los sagrados incensarios,
Forrados de marfiles y diamantes?



III

Pues esto lo cantó la sinfonía
del vate nica de ciudad Darío
y fue para los orbes vocerío,
que llegó desde ignota lejanía.

En fina mezcla de simbologías
y versos olvidados de las artes,
de todos los confines y las cortes,
de odas, epitalamios y elegías,

Los ritmos del minué y la pavana,
Otoño, primavera, estío, invierno,
En una rara hiperestesia humana.

Érato le ciñó laurel eterno
Fue adalid de la Lira americana
y muy cosmopolita y muy MODERNO.

Canto a mis poetas

Otra de mis aficiones es la poesía y escribo poesía tradicional y en verso libre. Hace algunos años hice un humilde homenaje a algunos poetas que me han llamado la atención. Para ello utilicé el soneto en verso endecasílabo. Aquí el dedicado al peruano César Vallejo:

CÉSAR

I

Poeta, cantador, corazón nuestro,
que amó de su tierra los paisajes,
de la noche el insonoro helaje,
y el ritmo del arado sobre el huerto.

En las cosas fundó su sentimiento;
un cigarrillo que se lleva su alma,
nube azulina que rompe la calma
y asciende despaciosa al firmamento.

Yaraví de la quena milenaria
amó su son y al Inca poderoso,
hoy un menor señor, un débil paria.

Amor, dolor, oprobio, pena y gozo,
dieron en él y en su alma solitaria,
que se murió en París un día lloroso.

Fernando Bedoya Londoño