Otro de los buenos, para mí y muchos, el cubano Nicolás Guillén, de quien digo así:
GUILLÉN
I
Baila al son Nicolás de su atabal
bajo el rayo de la nocturna luna,
en un corro cercano a la laguna
que refleja la danza en su cristal.
Y las nuevas y ardientes negras bellas
van al ruedo y remecen sus caderas
y en sus brillantes ojos cual esferas
capturan el fulgor de las estrellas.
Canto negro a Ochún y Yemayá,
danza negra que en la noche retumba,
voz del negro que tumba y no se va.
Y en el cañaduzal la zafra zumba
en las manos del negro que aquí está
y ha metido a la América en su rumba.
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