viernes, 13 de febrero de 2009

Nos tiraron el guante





No ha pasado mucho tiempo desde el consejo comunal realizado en nuestra ciudad capital y aún resuenan las palabras de la Señora Ministra de Educación, malintencionadamente objetivas pero no por eso carentes de alguna certeza y ante las cuales se levantaron voces de protesta desde una perspectiva muy juiciosa y concreta unas y otras desde la vieja óptica contestataria per se. Pero ¿qué dijo nuestra flamante Ministra? Pues dijo, palabras más palabras menos, que la nómina de docentes del Caquetá era la más costosa del país,- no por la cantidad sino por el gran número de éstos en las categorías 11, 12, 13 y 14, a las cuales se accedía fácilmente en cuanto al cómputo doble del tiempo de servicio y estudios de pregrado las tres primeras y a estudios de postgrado- especializaciones principalmente- la última-, y la que menos resultados, en cuanto a la calidad de la educación, mostraba.

Y ¿cómo se respondió? Algunos maestros muy juiciosos y como debe esperarse de todo docente, hicieron análisis en los que se tuvieron en cuenta todas las variantes que interactúan en el proceso educativo (así dicen ahora) como la infraestructura, la logística, lo social y demás, de tal forma que dieron una respuesta contundente,- aunque ya sabemos que ante los objetivos del gobierno nacional por acabar la educación pública esto no vale- que no halló eco en los medios de información, a pesar de la importancia que tenía en su momento ya que confrontaba las políticas gubernamentales en lo relacionado con la inversión social. Personalmente aplaudo la ecuanimidad y el buen juicio de estos maestros y va para ellos mi sincera felicitación.

Otros, pensando en no sé que, respondieron que el gobierno no los había capacitado. Que los costos de sus licenciaturas, especializaciones y otros, los habían asumido con sus propios recursos, conseguidos por medio de créditos u otros negocios y que no eran justas las pretensiones del gobierno, en cabeza de la Señora Ministra. Ante esta respuesta, que cualquier persona desprevenida que conozca un poco el sistema de ascensos puede cuestionar, caben algunas preguntas. Por ejemplo; ¿Pudieron ascender estos maestros con los estudios realizados? ¿De este ascenso se derivó algún incremento salarial? ¿Dicho incremento permite, así sea en uno o dos años, recuperar la inversión? ¿La principal motivación que se tuvo para licenciarse o especializarse fue la preparación académica? ¿Se aprendió algo en esos estudios? ¿El proceso de cualificación al que nos sometimos, modificó nuestra forma de pensar o la única diferencia notable es el nuevo salario o el cartón en nuestra sala? Porque lo cierto es que hubo una feria de licenciaturas y especializaciones en las que se trabajaba en grupo o se mandaban a hacer los trabajos ( hice algunos apremiado por lo económico) o, simplemente, después de organizar las actividades, muchos se iban y volvían a la hora de salir, como también –al igual que le criticamos a nuestros estudiantes- había quienes conseguían el papel o compraban la merienda.

Ante los hechos y a pesar de lo duro de las nuevas condiciones de trabajo, ¿recogemos el guante o hacemos de cuenta que no era con nosotros? O decimos como el pueblo: a palabras necias, oídos sordos.

Fernando Bedoya Londoño.
Docente Inst. Educ. San Francisco de Asís ( S C )
Florencia -23-04-2.006



SEÑORES:
EMISORA ARMONÍAS DEL CAQUETÁ
Programa Corriente Alterna.
Ciudad.


Apreciados amigos:
Mi cordial saludo y el deseo sincero de éxitos en su labor comunicativa, en una fecha tan especial como ésta, en que celebramos el Día del Idioma y nos vemos obligados a reflexionar frente al uso que de él hacemos, quienes tenemos como herramienta de trabajo principal nuestra lengua y debemos dar ejemplo del buen decir, sin llegar a los extremos. Como maestro de Lengua Castellana y Literatura me doy cuenta con preocupación, de la proliferación de una gran cantidad de formas de expresión, innecesarias y no muy claras, utilizadas por algunos comunicadores, maestros y mandos medios con el objetivo de descrestar y a las que hice alusión en una nota enviada por estas fechas el año anterior, con el objetivo de contribuir en algo con la claridad en la comunicación. Por esto sigo insistiendo y lo hago en esta ocasión con las siguientes coplas:

Maestros, locutores, mandos medios
Cuando con la labor deban hablar
Olviden las palabras enredadas
Y no piensen nunca más en descrestar.

No direccionen, oferten, recepcionen,
Más bien dirijan, ofrezcan y reciban,
Y así habrá claridad en los mensajes,
Y entenderán todos los que perciban.

No se coloquen rojos, blancos o amarillos,
Pónganse rojos de la pena o pálidos del miedo,
Pues el cuentico de que quien pone es la gallina,
No lo inventó un lingüísta, ni un aedo.

No concreticen, visionen o aperturen,
Concreten, vean o abran simplemente,
Y no saquen las palabras del contexto,
Que a la masa se ha de hablar muy claramente.

Lo de peticionar déjenlo en los juzgados,
Pues un día de estos los voy a deslumbrar
Y les pondré de tarea, para que aprendan,
Que conjuguen el verbo fernandiar.

Les agradezco su atención a la presente y les reitero mis buenos deseos.


Atentamente,


Fernando Bedoya Londoño.
Docente Inst. Educ. San Francisco de Asís.

La prueba

El siguiente texto es una adaptación de un chiste que me contó mi compadre César Iván Bermeo Pérez.

La nieve cubría el amplio corredor de la casa del honorable Magistrado ubicada en el barrio Constitución y éste, calzado con unos zapatos con crampones como forma de prevención por lo resbaladizo del suelo, salía cuando llegó uno de sus colegas.
Venía molesto por algo que le había pasado. Uno de sus clientes, a quien no había dejado satisfecho por haber perdido el caso relacionado con la abolladura de su auto y el daño de la pintura, lo había ofendido pues estando con unos amigos en el bar le preguntó: ¿sabe Usted cómo se conoce la clase de abogado que uno contrata? No ¿Cómo? Y el ex cliente le dijo: se le tira un gato y si el gato sale corriendo el abogado es un perro, pero si sucede lo contrario el abogado es una rata.
El Magistrado, entre risas le dijo: yo de usted lo tomaría como un buen chiste.

Autor: Fernando Bedoya Londoño

Diciembre de 2008

El último partido


¡Cójanlo, atájenlo por la cuneta! No lo dejen pasar, que nos hace el gol-gritaba el capitán de uno de los equipos que se enfrentaban en el último partido del campeonato escolar, organizado por el más gomoso de los maestros por el fútbol, el Profe Julio.


Eran las ocho y media de la mañana y se jugaba el clásico del día: los estudiantes de cuarto contra los de quinto, pero este partido tenía un ingrediente que lo hacía más importante ya que, quien ganara, no solamente obtendría el título escolar, sino que tendría el patrocinio de la empresa del pueblo para participar en el Primer Campeonato Municipal de la Categoría Infantil, organizado por la joven Liga de Football,-como se escribía en la época-; el encuentro se jugaba en la cancha de la escuela, un espacio o más bien una muela entre los salones de tercero, las bodegas de la iglesia,- donde apilaban los sacos de harina de trigo, leche, avena y soya que regalaban los gringos para la población desnutrida-, la pared de la calle y la cancha de baloncesto.


Tal espacio tenía unos 20 metros de ancho por 30 de largo y era el único que se podía utilizar para jugar al fútbol, ya que la comunidad era muy aficionada al básquet.


Terminado el único tiempo y después de muchos agarrones, madrazos y amonestaciones del arbitro,- el estudiante más grande de la escuela que era de tercero-, resultó ganador el equipo de cuarto, por ser sus integrantes más duchos en el manejo del balón y sobre todo, en la conducción de éste por la resbaladiza cuneta donde echaban las sobras de leche con soya que le daban a los estudiantes y en la que se tenían que hacer muchas piruetas para no caer.


¡Muchachos! ¡Muchachos! llamó el orgulloso capitán del equipo ganador a sus compañeros. Tenemos reunión con el patrocinador a las 7 de la noche-les dijo- ¿Y a los que no nos den permiso para ir?-preguntó alguien- y el capitán respondió- Los remplazamos con los mejores de 5º, de modo que hagan todo lo posible, digan mentiras o invéntense tareas para que puedan salir y les recuerdo: muy puntualitos a las siete en la casa del patrocinador.

No faltó nadie, por supuesto. Y esa noche los estudiantes del equipo de cuarto salieron a hacer las tareas que nunca hacían, los mandados por los que les pagaban a sus hermanos pequeños para que se los hicieran y las visitas a las tías o primos a quienes no habían visitado jamás porque no les caían bien.


La señora del patrocinador los hizo entrar a la sala y en ella éste, acompañado por el capitán, llamó a lista y los saludó -Como ustedes saben, yo les doy los guayos, la pantaloneta, el suspensorio, las medias y la camiseta, del entrenamiento se encargará Rafa y lo deben hacer durante las horas de clase, para que cuando nos toque jugar lleguen un poco antes y trabajemos las estrategias del juego mientras empieza el partido, pues es el único tiempo del que puedo disponer y como ustedes estudian todo el día no hay otra solución. Recuerden que es costoso el mantenimiento del equipo y el objetivo es ganar el campeonato-les dijo y después de darles un poco de gaseosa con pan los despidió.


Salieron muy contentos porque todos habían asistido y por lo de los uniformes, pero no les gustó lo de entrenar únicamente en los recreos. Y hay otra cosa que no hemos tenido en cuente-dijo Medardo, uno de los delanteros del equipo- ¿qué?-preguntó Lucho, un defensa- pues que nosotros estamos acostumbrados a jugar en la escuela y cuando nos toque en la cancha grande, donde no podemos entrenar porque siempre la tienen ocupada los grandes, ¿qué vamos a hacer? Además allá no hay cuneta, que es algo que nos ha favorecido mucho.


En el parquecito, antes de irse cada uno para su casa, charlaron un rato al respecto pero no hallaron cómo resolver el problema. Luego se despidieron.
Durante la primera semana de entrenamientos formales, en los que jugaron y les ganaron a todos los equipos de la escuela, seguían sin solucionar los problemas de los que habían hablado la noche de la reunión sin encontrarles solución. Afortunadamente tenían siete semanas para solucionarlos. El campeonato comenzaba casi dos meses más tarde. Algo se les ocurriría y ocurrió. El sábado en la hora de recreo,-pues estudiaban de 8 a 11 de la mañana-, los llamó Gustavo, el arquero y el más pilo de todos y en un rincón del patio les dijo cómo había encontrado y cual era la solución. Todos quedaron satisfechos y gritaron de alegría, pues empezarían a entrenar en la cancha grande en la semana siguiente y los días lunes, miércoles y viernes.

Llegó el lunes y en la hora de Religión,-que les dictaba el Hermano Pablo-, empezaron a tirarles pequeñas piedras por la ventana, lo que alarmó al profesor y a los estudiantes que, en una acción muy bien coordinada salieron a perseguir a quien interrumpía la clase, dejando solo al maestro.


La persecución duró desde las 10:00 hasta las 11:30 a.m. y por más que corrieron no pudieron alcanzar al tira piedras; fueron hasta una vereda cercana al pueblo y en ella se les escabulló, según le contaron al Hermano en medio de jadeos por lo alterada de la respiración y el cansancio.
El suceso se repitió todos los lunes, miércoles y viernes de las siete semanas siguientes con similares resultados.


El campeonato empezó tal como se había previsto,-con desfile de los equipos participantes, congresillo técnico y sorteo de fechas-, y en su desarrollo se dieron muchas discusiones por los fallos de los árbitros y las agresiones continuas de los jugadores contra éstos por tales fallas, lo que obligó a los organizadores a contratar para la final,-entre el equipo de cuarto y el de quinto de la otra escuela, con la que siempre habían rivalizado y terminado en peloteras-, a un árbitro de un pueblo cercano muy reconocido por su autoridad y buen manejo de las acciones.


El día llegó y empezaron las acciones que se fueron caldeando por los continuos roces entre los jugadores de los dos equipos. En una de éstas varios jugadores se abalanzaron contra el árbitro y él, ni corto ni perezoso sacó una pequeña pistola,-que respaldaba su autoridad-, disparó al aire, y como por arte de magia desaparecieron los jugadores de los dos equipos, entre los matorrales adyacentes a la cancha y no fue posible, ni por los ruegos del juez ni de los organizadores, que aquellos salieran de sus escondites y terminaran el partido que estaba empatado. Por la tardecita, cada uno de ellos llegó a su casa decepcionado y nunca más se volvió a hablar del suceso ni se organizaron más campeonatos.



Fernando Bedoya Londoño, abril de 2.006


sábado, 7 de febrero de 2009

A MIS QUERIDOS POETAS



DARIO

I

¿Recuerdas, tú lector, a Margarita,
a Onfalia, a Diana, a Cipria o a Dalila,
o a la musa Delicia o Hipsipila,
o a la amorosa Venus Afrodita?

¿ O quizá a las Minervas y a los Martes
ir triunfantes al son de los clarines,
secundados por rudos paladines
portando jubilosos estandartes?

¿Y no has oído hablar de los amores
del tigre de bengala y la tigresa
acechados por fieros cazadores,

Que muy seguros y con cruel rudeza,
amparados por árboles y flores,
mataron en aquellos la terneza?

II

¿ Te contaron tal vez que hada Harmonía
con la divina Eulalia y Filomela
en rítmica y sonora cantinela,
daban a dos amantes agonía?

¿ Que llegaron tesoros del oriente,
de las Romas, las Grecias y las Francias,
como gemas, metales y fragancias,
a bellos lares en el occidente,

A lomo de camellos, dromedarios,
En árabes caballos o elefantes,
Tortugas o dragones legendarios,

O en las manos de olímpicas Bacantes
Que encienden los sagrados incensarios,
Forrados de marfiles y diamantes?



III

Pues esto lo cantó la sinfonía
del vate nica de ciudad Darío
y fue para los orbes vocerío,
que llegó desde ignota lejanía.

En fina mezcla de simbologías
y versos olvidados de las artes,
de todos los confines y las cortes,
de odas, epitalamios y elegías,

Los ritmos del minué y la pavana,
Otoño, primavera, estío, invierno,
En una rara hiperestesia humana.

Érato le ciñó laurel eterno
Fue adalid de la Lira americana
y muy cosmopolita y muy MODERNO.



ARTURO

I

Fue feliz en el sur y en sus montañas
paraísos selváticos de verde,
creyó que nunca la niñez se pierde,
aunque vague por sendas muy extrañas.

Siempre añoró de lejos su morada;
Tierras del sur y ríos amansados,
Las arboledas verdes, los sembrados,
¡Llama, llamita, luz, noche estrellada!

Amó a los suyos, los nombró en su verso,
su noche protectora, amante seno,
pintó de mil colores su universo,

Y a sus mujeres de color moreno;
volvió a sus lares sin ningún esfuerzo,
¡Pues, en el sur, vivir era muy bueno!




II

Fantasmas de la noche protectora
y duendes juguetones de sus lares,
balsámicas maderas y solares,
cielo, estrella y lunita soñadora.

Un país soñador con verdes hojas,
vientos que ramas y poemas mecen,
fustigadoras moscas que adormecen,
del sol en el cenit las frutas rojas.

Amores de nodrizas y doncellas
y galopar de núbiles corceles,
rutilar, sonreír de las estrellas.

Canciones de aromáticos vergeles
senderos que dejaron ondas huellas,
nostálgicas fragancias como mieles.




NEFTALÍ

I

Palabras rumorosas como mares,
cantos de amor, de muerte y esperanza,
minas de zinc, nieves en lontananza,
arroyos, ventisqueros y pinares.

Poemas que fustigan a tiranos,
historias de su América nativa,
fornidos labradores, frente altiva,
dibujando el futuro con sus manos.

Paraísos de piedras y animales,
hombres de barro, poetas de vitral,
abogados y jueces pro imperiales,

O cosacos en soberbio pedestal,
que proponen sus obras comunales,
como muestras de política social.

CÉSAR

I

Poeta, cantador, corazón nuestro,
que amó de su tierra los paisajes,
de la noche el insonoro helaje,
y el ritmo del arado sobre el huerto.

En las cosas fundó su sentimiento;
un cigarrillo que se lleva su alma,
nube azulina que rompe la calma
y asciende despaciosa al firmamento.

Yaraví de la quena milenaria
amó su son y al Inca poderoso,
hoy un menor señor, un débil paria.

Amor, dolor, oprobio, pena y gozo,
dieron en él y en su alma solitaria,
que se murió en París un día lloroso.




GUILLÉN

I

Baila al son Nicolás de su atabal
bajo el rayo de la nocturna luna,
en un corro cercano a la laguna
que refleja la danza en su cristal.

Y las nuevas y ardientes negras bellas
van al ruedo y remecen sus caderas
y en sus brillantes ojos cual esferas
capturan el fulgor de las estrellas.

Canto negro a Ochún y Yemayá,
danza negra que en la noche retumba,
voz del negro que tumba y no se va.

Y en el cañaduzal la zafra zumba
en las manos del negro que aquí está
y ha metido a la América en su rumba.

HUIDOBRO

I

Salta Altazor del cielo hacia el abismo
sin querer oponerle resistencia,
dándole a sus estrofas la cadencia
que les presta su rítmico eufonismo.

Escinde las palabras, las combina
y las lanza en bandadas a los cielos,
mitades de sonoros violonchelos,
las otras voladoras golondrinas.

Se hermanan el monte y la distancias,
las brisas, las alondras y la noche,
los pájaros, la lira y la cadencia.

Florece en el poema como un broche,
obra del hacedor por su conciencia,
una nube de insectos en la noche.


DENUESTOS A OTROS

I

Voy a lanzar mis dardos con certeza
hacia el blanco que débil se diluye,
pues se piensa que sólo se construye,
un buen verso si se habla con rareza.

El ritmo se perdió entre la estridencia
a quien dio autoridad el libre verso,
nuevo rey del poético universo,
do lo formal ya no tiene presencia.

Con él marchó la rima pudorosa
dando poder con ello al facilismo
y haciendo muy poética la prosa.

Y orgulloso del fácil preciosismo
partió a velocidad vertiginosa
inevitablemente hacia el abismo.


II



Se habló del hermetismo de Quevedo,
del enredo en su grave poesía,
de los piedracielistas se decía,
que mataban el mundo con su credo.

“Matad al cisne; retorcedle el cuello”,
dijo un osado con voz imponente,
entierren las alhajas del oriente
y borren los desiertos y el camello.

Que no alumbre la pálida Selene
el claroscuro de la noche yerta
y que a la larga sombra la cercene.

Que no busque el poeta la otra puerta
y el infinito abismo que contiene,
después de haber llorado por la muerta.



III



Y no se hable jamás de la cultura,
que en versos muy medidos se plantea
como la gongorina Galatea
o Hipsipilas o flores de natura.

Los términos barbudos se proscriban,
cisnes de azur, bufones escarlata,
palacios de cristal, ruecas de plata
y aromas que en el aire se perciban.

Los clarines que cantan la victoria
no atronarán ya más el firmamento,
tampoco ha de buscarse “vana gloria”.

No se debe pensar con sentimiento,
Las lágrimas trocad en loca euforia
a tierra echad la torre del lamento.



IV


En una rara mezcla de medidas,
de fonemas, palabras y oraciones
se narran a pedazos las acciones,
sólo por los amigos conocidas.

De universalidad ya nada queda
se volvió al desueto anacronismo,
que llamaron ayer “provincialismo”
y hoy no es más que noticia de vereda.

Aquel mensaje que nos proponía
y cobijaba el mundo y los cofines
se trocó en banal vocinglería,

Que propalan tonsados paladines
desde acomodaticias canonjías,
en las columnas de los magazines.


V


Hace su aparición el inconsciente
y a la alada Victoria descabeza,
canta al motor que pasa, pisa y pesa
y humeando se aleja raudamente.

Del frac ya no quedó sino el sombrero
que servirá a Dadá como ruleta,
en donde se prepara la receta
como bueno y experto cocinero.

Motivados por la vana pendencia,
que provoca unos hechos tan funestos,
vierten en los poemas la demencia.

Y siguen manifiestos y denuestos
contra la sociedad en decadencia,
que para denostar estamos prestos.

Fernando Bedoya Londoño
agosto de 2.000

domingo, 1 de febrero de 2009

Él volvió



Lo vi en tus ojos amielados por instantes y en ese caminar tan gracioso que tienes últimamente. Vas como dando salticos pero sin doblar las corvas, como si anduvieras en cuatro patas; mirando hacia arriba como buscando las estrellas o algún pájaro tonto que se quede dormido. Por eso creo que él volvió a tu casa, a nuestra casa, después de haber partido.

Recuerdo cuando lo trajiste y durmió la primera noche entre nosotros. Le armaste una cama muy mullida. Como para él, dijiste mientras lo acostabas y le dabas el biberón al que no estaba acostumbrado, pero que aprendió a chupar, al igual que al muñeco con forma de perro al que le succionaba los pelos de la barriga de peluche y se quedaba dormido. Más grandecito ya no te molestaba tanto por las noches y te preocupaste hasta pensar que estaba enfermo. No te podías imaginar que él era igualito a nuestras hijas; que lo mismo que ellas jodía porque sí o porque no. No olvido que por eso casi se va al traste nuestra relación de tantos años.

Otro detalle que me hace pensar que él volvió es esa recostadera tuya por las noches cuando nos acostamos, cosa que no hacías así te lo pidiera por lo que llegué a pensar que te fastidiaba el roce de mi piel, que no me querías, que cuando aceptabas mis caricias y mi cuerpo pegado al tuyo lo hacías como una obligación, como esposa abnegada que cumplía con su deber. Fueron muchas las discusiones que tuvimos por eso. Ahora me siento feliz por los dos, mejor dicho por los tres: yo, tú y él, para decirlo de acuerdo con las tres personas del singular, no por mal educado.

Algunas veces me parece verlo agachado en la esquina mirando como hacia el infinito, concentrado de tal manera que no oía cuando lo llamabas para darle la comida y sólo cambiaba de posición cuando alguna mosca pasaba frente a sus ojos y lo distraía de su objetivo visual. Así estás tú también y esa es otra razón para creer que él está aquí.

También ha cambiado tu forma de respirar. Antes roncabas pero ahora ese ronquido es como el ruido de un motorcito, rápido pero suave, como se ha puesto tu piel.

Cuando te ponías a jugar con él y le decías “mi bebé” me daba mucha rabia pues pensaba que lo habías cambiado por mí, pues era a mí a quien siempre habías tratado de esa manera. Con el tiempo adopté esa forma de trato y parecía un marica levantándolo, haciéndole cosquillas y diciéndole ¿como está mi bebé?, “tan lindo mi bebé”. Claro que para ser sinceros le fui cogiendo cariño y cuando se fue me hizo falta. Y lo más tenaz es que al entrar al baño lo recordaba y se me salían las lágrimas.

Aquella vez que me dijiste que por qué tenía los ojos rojos y te contesté que me había caído jabón, era mentira, había estado llorando sentado en el baño, recordando que al verme venir se escondía detrás de la cortina y saltaba sobre mi cuando pasaba a su lado. La primera vez me pego un susto el hijueputa pero luego me acostumbre.

A lo único que no pude acostumbrarme fue a su intromisión entre los dos cuando hacíamos nuestras cositas. A veces pienso que tú lo llamabas, le hacías señas para que se deslizara por debajo de la cobija y se metiera entre los dos. Esto no he podido olvidarlo, pues fueron muchas veces las que me hizo enfriar, no pude terminar y de repeso tu me decías que si ya no te quería, o que en quién putas estaba pensando, por qué me desanimaba o que si era que tenía otra que me hacía más rico y ahí paraba todo, nos dábamos la espalda y a dormir. Claro que él, después de que empezábamos a alegar salía disparado y se acostaba tranquilito.

Sin embargo y pese a todo lo que te he contado me alegra que haya vuelto. La niña pequeña me dijo que lo había visto salir de la pieza; la más grandecita que lo sintió cuando se subió a la mesa y la otra soñó que se le recostaba. Y créeme estoy contento por su vuelta y sobretodo porque cambiaste de parecer. Recuerdo que el día que te fuiste a la tienda lo vi salir y cuando tocaste para que te abriera el portón lo encontré tirado, agonizando. No te quería abrir porque no sabía qué decirte. Cuando lo viste en el suelo, después de muchas lágrimas y madrazos al gordo, a quien culpas de su muerte, dijiste muy brava y llorando: ¡no vuelvo a tener animales, son muy delicados y eso de las nueve vidas es pura mierda!.

Autor: Fernando Bedoya Londoño
Septiembre de 2008
domingo 18 de enero de 2009

LA OTRA TRETA


Al llegar a la recta se observaron. Los separaban dos cuadras de distancia y caminaron lentamente como para ganar tiempo y pensar en algo. Se dirigían a sus casas y, por lo avanzado de la noche, no podían devolverse; seguramente el sitio de donde procedían ya estaría cerrado. Los latidos de sus corazones, al igual que sus pisadas, resonaban en el silencio de la calle de la que eran habitantes únicos.
Sus miradas se encontraron mientras sus cuerpos se aproximaban inexorablemente. La treta estaba pensada y actuaron simultáneamente: el uno introdujo sus manos bajo la falda dela camisa; el otro las escondió en la espalda. En ese momento los separaban unos cuantos metros de su encuentro definitivo. Ya en este lugar se saludaron con cierta frialdad y desconfianza, sin apretón de manos por razones obvias, y se fueron distanciando, mirándose mutuamente por encima del hombro, con la misma lentitud del acercamiento.
Cuando alcanzaron el final de la recta sacaron sus manos y respiraron con tranquilidad.

Fernando Bedoya Londoño.

Nota del autor: el cuento anterior fue publicado en el libro de cuentos "Cuadernos de RENATA" Antología 2006-2007 del Ministerio de Cultura como resultado de los Talleres de la Red Nacional de Talleres de escritura creativa RENATA, junto con los de otros 19 nuevos escritores colombianos.Publicado por Fernando Bedoya Londoño en 11:05

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sábado 17 de enero de 2009

FRENTE AL ESPEJO


LA LUNA


Oyendo la canción del viento en la ciudad,
con su lomo cenizo por el humo,
miro mi frágil cuerpo en el espejo roto,
que me deparará según lo dicen las sibilas,
unos dos mil quinientos días de infortunio.


Su luna rota, en mi desesperación,
captura la ventana detrás de mi presencia y allá,
a lo lejos, al fondo del diáfano cristal, en el azogue plata,
se ha quedado la otra que pasea solitaria en el cenit,
con sus cuernos agudos y brillantes,
que le dejó el beso enamorado de la sombra.


REFLEJOS


Poso mis ojos amorosos en la límpida luna
y los de allá me miran angustiados reflejando,
tu cuerpo de mujer que se ha metido en ellos y al que miro asombrado
sin poder definir,
si estás metida en mí o yo dentro de ti,
o quién es el que mira de los dos,
la luna quieta del espejo silencioso.


IMAGEN


Mis manos con el molde de tus senos se transforman en cuencos de
ternura
y se reflejan en él como una hoja de bordes desgarrados que
modelan,
en el cristal encantado tu figura.


BRUMAS


El beso de mi boca con su hálito lo empaña
y esconde entre sus brumas la silueta,
borrando en un instante los contornos,
de las cumbres, los valles y oquedades de tu cuerpo,
esculpidas con cincel en mi memoria.


OLVIDO


Y así empezaron mis días de infortunio
con no poderte recordar ni verte reflejada,
en el claro cristal de mis recuerdos.

Ya se acabó el amor por ti y por mí;
ya somos dos extraños que se miran, en otros ojos, otras lunas no
quebradas,
que reflejan otros cuerpos, otras manos, otros besos,
después de haber botado a la corriente,
los maléficos trozos del espejo.

Fernando Bedoya Londoño.


Publicado por Fernando Bedoya Londoño en 15:12

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sábado 10 de enero de 2009

ATI FLORENCIA CENTENARIA


Dentro de mis gustos está el de leer y escribir poesía. De ella escribo poesía tradicional y también en verso libre. Para la conmemoración de los 100 años de Florencia escribí los siguientes sonetos en verso endecasílabos con los que hago un homenaje a la ciudad que me dio asilo en mi niñez:


A TI FLORENCIA CENTENARIA


I


Mi joven centenaria, en esta fecha
de diciembre feliz, te felicito
sin que sea mi canto triste endecha
sino canoro y entusiasta grito.

¿Y qué pienso de ti en estos instantes
de gran felicidad y regocijo,
en que oradores, vates y danzantes
agradecen felices tu cobijo?

Mi canto loará tus cualidades
de amiga y madre tierna y amorosa
de grandes atributos y bondades.

De madre por ser fiel y candorosa
y de amiga por tus fidelidades
cualidades que adornan a una diosa.



II



Y como lo pensé ahora lo digo,
con la sinceridad de mi poesía,
a tu seno llegué cual un mendigo
y me llenaste de gozo y alegría.

Y alegre estoy, lo dice mi poema,
y nunca, nunca, pensaré dejarte
pues diste solución a mi problema
y una traición sería el olvidarte.

¿Cómo olvidarte a ti, bella Florencia,
si tú me diste todo lo que tengo
y estás metida en mí y en mi existencia?

En ti he constituido el abolengo
de aquellas que son mi descendencia
pues no es éste de aquella donde vengo.


III


El canto que te ofrezco es de un extraño
que de otra latitud llegó sediento,
huyendo de problemas, del engaño
y aquí encontró el amor sin aspaviento.

Te considero mi primera patria
no como piensan todos los que llegan:
que llegaron a ti por coincidencia
y no por los amores que les legan.

Y el pensar así a quién no inquieta
cuando esto contagia hasta a tus hijos
que en procura se van, de otra floresta.

Y el edén que hallarán como cobijo,
será un muladar y no habrá fiesta
y no hallarán jamás el regocijo.


IV


Por tus calles, alegres, he pasado,
he recorrido toda tu estructura
y alegre me he sentido y he gozado,
del aire que me brinda tu frescura.

Y qué no decir de aquellas gentes,
alborozadas, lindas, laboriosas,
acomedidas, dignas, exigentes,
que son todo un amor, muy contagiosas.

Que piensan en el otro, en el mañana
que se hace mejor entre nosotros,
por la cooperación, crítica, humana.

Nunca pensando en que lo que hacen otros
nos redimirá anhelada gana,
de ser yo, de ser tu, de ser nosotros.


V


Callecitas del todo protectoras,
en la noche, en la tarde, en la mañana,
como madres, amigas, consultoras,
que formaron en mí la edad temprana.

Ellas son para mí la diligencia
que con amor, dolor, filantropía,
me dieron la máxima experiencia,
constituyendo así lo que es mi hombría.

Una existencia que de amor se ufana
porque así lo ha querido la querencia,
que se le tiene a la tierra galana.

Que nos recibe con magnificencia,
descontando querer, tendencia vana,
pues con nos se elabora su existencia.


VI


El rumor de las hojas de las plantas
que te adornan a ti cual cabellera
de coloridos verdes, esperanzas,
te arrullan en la noche placentera.

A él se suman las aguas saltarinas
de los ríos, arroyos y quebradas,
que en un coro de voces cantarinas
hacen de tus mañanas alboradas.

Que a tus hijos felices los despiertan
para que inicien prestos sus labores
y en un edén nuestra ciudad conviertan.

Como aquellos que en pasados albores,
según ahora los poetas cantan,
de ti hicieron, Florencia, sus amores.


VII


Tu carita graciosa delinean,
hermosos parques de fértil floresta,
callecitas alegres contornean,
esa tu faz de muchacha modesta.

Y tu cuerpo esparcido por los valles,
del Hacha, La Perdiz y La Sardina,
unos formando tu elegante talle
y otros grabando tu cintura fina.

Y los barrios en ti distribuidos,
que ya son unos cien, como tus años,
con amplias casas, de verde vestidos.

Unos muy nuevos otros ya de antaño
y con sus habitantes decididos,
preparan muy felices tu cumpleaños.


VIII


Diciembre mes de alegre fantasía,
mes de esperanza, mes de compromiso,
recordaremos el lejano día
esplendoroso de tu bautizo.

Cuando a tu cuerpo de recién nacida,
en ceremonia humilde te nombraron,
gentes de itálica ciudad venidas
con floreciente nombre te llamaron.

Eres la musa de nuestros arpegios
bella ciudad de eterna lozanía,
de buenas gentes, de paisajes regios.

Jamás he de olvidarte, dueña mía,
eres de nuestros duelos los remedios
y eres la puerta de la AMAZONÍA.


Fernando Bedoya Londoño diciembre de 2.002
Publicado por fernando bedoya londoño en 15:36

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sábado 10 de enero de 2009

ATI FLORENCIA CENTENARIA


Dentro de mis gustos está el de leer y escribir poesía. De ella escribo poesía tradicional y también en verso libre. Para la conmemoración de los 100 años de Florencia escribí los siguientes sonetos en verso endecasílabos con los que hago un homenaje a la ciudad que me dio asilo en mi niñez:



A TI FLORENCIA CENTENARIA


I


Mi joven centenaria, en esta fecha

de diciembre feliz, te felicito

sin que sea mi canto triste endecha

sino canoro y entusiasta grito


.¿Y qué pienso de ti en estos instantes

de gran felicidad y regocijo,

en que oradores, vates y danzantes

agradecen felices tu cobijo?


Mi canto loará tus cualidades

de amiga y madre tierna y amorosa

de grandes atributos y bondades.


De madre por ser fiel y candorosa

y de amiga por tus fidelidades

cualidades que adornan a una diosa.



II



Y como lo pensé ahora lo digo,

con la sinceridad de mi poesía,

a tu seno llegué cual un mendigo

y me llenaste de gozo y alegría.


Y alegre estoy, lo dice mi poema,

y nunca, nunca, pensaré dejarte

pues diste solución a mi problema

y una traición sería el olvidarte.


¿Cómo olvidarte a ti, bella Florencia,

si tú me diste todo lo que tengo

y estás metida en mí y en mi existencia?


En ti he constituido el abolengo

de aquellas que son mi descendencia

pues no es éste de aquella donde vengo.



III



El canto que te ofrezco es de un extraño

que de otra latitud llegó sediento,

huyendo de problemas, del engaño

y aquí encontró el amor sin aspaviento.


Te considero mi primera patria

no como piensan todos los que llegan:

que llegaron a ti por coincidencia

y no por los amores que les legan.


Y el pensar así a quién no inquieta

cuando esto contagia hasta a tus hijos

que en procura se van, de otra floresta,


Y el edén que hallarán como cobijo,

será un muladar y no habrá fiesta

y no hallarán jamás el regocijo.



IV



Por tus calles, alegres, he pasado,

he recorrido toda tu estructura

y alegre me he sentido y he gozado,

del aire que me brinda tu frescura.


Y qué no decir de aquellas gentes,

alborozadas, lindas, laboriosas,

acomedidas, dignas, exigentes,

que son todo un amor, muy contagiosas.


Que piensan en el otro, en el mañana

que se hace mejor entre nosotros,

por la cooperación, crítica, humana,


Nunca pensando en que lo que hacen otros

nos redimirá anhelada gana,

de ser yo, de ser tu, de ser nosotros.



V



Callecitas del todo protectoras,

en la noche, en la tarde, en la mañana,

como madres, amigas, consultoras,

que formaron en mí la edad temprana.


Ellas son para mí la diligencia

que con amor, dolor, filantropía,

me dieron la máxima experiencia,

constituyendo así lo que es mi hombría.


Una existencia que de amor se ufana

porque así lo ha querido la querencia,

que se le tiene a la tierra galana,


Que nos recibe con magnificencia,

descontando querer, tendencia vana,

pues con nos se elabora su existencia.



VI



El rumor de las hojas de las plantas

que te adornan a ti cual cabellera

de coloridos verdes, esperanzas,

te arrullan en la noche placentera.


A él se suman las aguas saltarinas

de los ríos, arroyos y quebradas,

que en un coro de voces cantarinas

hacen de tus mañanas alboradas,


Que a tus hijos felices los despiertan

para que inicien prestos sus labores

y en un edén nuestra ciudad conviertan,


Como aquellos que en pasados albores,

según ahora los poetas cantan,

de ti hicieron, Florencia, sus amores.



VII



Tu carita graciosa delinean,

hermosos parques de fértil floresta,

callecitas alegres contornean,

esa tu faz de muchacha modesta.


Y tu cuerpo esparcido por los valles,

del Hacha, La Perdiz y La Sardina,

unos formando tu elegante talle

y otros grabando tu cintura fina.


Y los barrios en ti distribuidos,

que ya son unos cien, como tus años,

con amplias casas, de verde vestidos,


Unos muy nuevos otros ya de antaño

y con sus habitantes decididos,

preparan muy felices tu cumpleaños.



VIII



Diciembre mes de alegre fantasía,

mes de esperanza, mes de compromiso,

recordaremos el lejano día

esplendoroso de tu bautizo.


Cuando a tu cuerpo de recién nacida,

en ceremonia humilde te nombraron,

gentes de itálica ciudad venidas

con floreciente nombre te llamaron.


Eres la musa de nuestros arpegios

bella ciudad de eterna lozanía,

de buenas gentes, de paisajes regios,


Jamás he de olvidarte, dueña mía,

eres de nuestros duelos los remedios

y eres la puerta de la AMAZONÍA.



Fernando Bedoya Londoño diciembre de 2.002

LA LITERATURA

Miércoles 7 de enero de 2009

LA LITERATURA


La Literatura, catalogada como el arte que estudia las manifestaciones escritas y lúdicas, ha sido, es y será, compañera inseparable del ser humano y en ella, de una manera velada, estará escrita la historia de la humanidad y se contarán, cantarán y mostrarán sus hechos sublimes, sus proezas y adelantos, como también sus mezquindades y retrocesos.
La evolución de la Literatura,-desde la perspectiva de contar-, empieza desde los primeros intentos del hombre por comunicar para conmemorar y recordar los hechos más trascendentes de su cotidianidad, lo que se puede deducir de los diferentes dibujos hallados en muchas de las cavernas que le sirvieron de refugio en los albores de su nacimiento y en materiales que, como tablillas de barro cocido y otros, se encontraron en diferentes asentamientos y reflejan su crecimiento intelectual.
No hay que olvidar, por supuesto, que a esto antecedió un largo y maravilloso proceso que permitió la adquisición del lenguaje y con éste, la posibilidad,-por medio de la oralidad-,de dar rienda suelta a su imaginación o de, simplemente, relatar sus tristezas, sus éxitos y sus alegrías como dicen que lo hacían los juglares en los comienzos del medioevo en el viejo mundo y como se transmitían los conocimientos o visiones del mundo de los conquistadores a los conquistados, durante los siglos que sucedieron a las grandes invasiones que se dieron en tiempos anteriores a nuestra era y después de sus comienzos, como veremos más adelante.
El Arte Literario, como se lo puede llamar y en aras de estudiársele sistemáticamente, se ha clasificado en géneros como el Épico, el Lírico, el Dramático y el Narrativo, llamados también Géneros mayores. El primero tiene como objeto cantar las aventuras o hazañas de los pueblos o de sus héroes, como en el caso de La Iliada, La Odisea o el Mío Cid o El Cid campeador, los cuales fueron escritos originalmente en verso ya que eran cantados; el segundo comunica al lector, por medio de versos de diferentes metros, los sentimientos que animan o animaron al poeta en el momento de su escritura; el tercero,- cuyo objetivo es la representación en el teatro, por medio de diálogos y acciones de los comediantes -, busca plasmar la realidad económica, política, social o religiosa de una sociedad en un tiempo determinado, para lo que cuenta con sus tres formas esenciales que son : tragedia , comedia y tragicomedia ; el último, que tiene como formas el cuento y la novela, nos presenta por medio de la prosa, hechos reales o fantásticos,-aunque en nuestro momento y gracias a la tecnología no sepamos con certeza dónde termina la una y comienza la otra-, de una gran diversidad temática.
Con el mismo propósito y de acuerdo con el tiempo y el espacio, los estudiosos de la Literatura la han clasificado, a grandes rasgos, en Clásica, Medieval, Renacentista, Moderna, Vanguardista y Contemporánea según lo primero y en Griega, Latina. Hindú, Inglesa, Francesa, Rusa, Española, Latinoamericana, etc., en concordancia con su localización. Vale decir, de igual manera, que se la ha clasificado teniendo en cuenta elementos como el origen, el fondo o mensaje y lo formal, por lo que podemos hablar de Literatura Indígena o Aborigen, Gauchesca, Colombiana, etc., de Literatura Romántica, Realista, Naturalista, Neoclásica, Barroca y en lo formal, de movimientos como los de Vanguardia,- Dada, Surrealismo, escritura automática y otros-,que revolucionaron especialmente las formas.
Dicho lo anterior podemos concluir que la Literatura ha sido una constante e inseparable compañera del ser humano en la gran aventura que éste emprende a través del tiempo y el espacio en procura del bienestar y con él, de la adquisición, el desarrollo y la consolidación de su pensamiento; también se puede decir que aquella es un testigo, de primera mano, al cual recurrimos a menudo para conocer los pormenores de tal proeza y por último, con toda seguridad, que sin el lenguaje,- que como forma de comunicación y ritual del recuerdo, se convirtió en Literatura-, el hombre no habría podido conquistar su identidad y su presencia en el mundo.
FERNANDO BEDOYA LONDOÑO
Febrero de 2.000

Publicado por fernando bedoya londoño en 8:44
miércoles 7 de enero de 2009

RENATA, UNA NUEVA EXPERIENCIA


Mi experiencia como tallerista, en lo relacionado con el arte de la literatura en cualquiera de sus géneros, es muy poca debido a muchas circunstancias que me han alejado de dichas formas de aprendizaje, de entre las cuales se pueden destacar, en primer lugar, lo tímido que puedo ser en algunas ocasiones lo que ha impedido, en varias oportunidades, integrarme a los círculos de cultores de la palabra. En segundo lugar el afán perfeccionista que me ha rodeado siempre y que promueve en mi algunos asomos de prepotencia.
Claro que esto no es gratuito, se debe a las reinas, presidentes y otra gran cantidad de personajes que, en la cúspide de su fama les pica el bichito de la literatura y su primer pinito es el libro de poemas, que redactaron en el taller en el que estuvieron con otros no menos famosos personajes de la literatura. En esto cabe aclarar que quienes más se destacan en la producción poética son las reinas de belleza. Eso sí, ellas no tienen la culpa. La culpa se debe a sus profesores de literatura-especialmente en la secundaria- que les enseñaron lo que es el “verso libre” o la “poesía conversacional” o “coloquial”, denominación que-sin los debidos sustentos teóricos- la hace más fácil dado que cualquier cosa que se escriba es un gran poema o al menos así lo dicen ellos y ellas se lo creen.
Otra de tales causas es la tendencia a que todo club de narradores, poetas o novelistas se convierta en comité de aplausos en el que se celebra cualquier pendejada que escriba el señor, el doctor o el maestro tal. Por eso no había entrado a ningún taller, club o asociación. Tampoco era por miedo a la crítica ya que, en algunas tomatas literarias sometía mis poesías o cuentos a la mirada inquisidora de mis buenos amigos y gracias a la anestesia o a la concha que nos procura a algunos el licor, no salía tan maltrecho de las apaleadas que me prodigaban, eso si, con mucho cariño. Sin embargo acepté la invitación que me hizo mi maestro Herminsul Jiménez Mahecha y aquí estoy, caminando con Renata.
Por ella han pasado muchos e ingresado otro tanto. Hay quienes son intermitentes por causa de sus actividades pero hemos contado con ellos siempre- por esto mi sentido de pertenencia- y los esperamos expectantes en cada sesión. De Renata debo decir que es la experiencia y la oportunidad que había estado esperando. En las sesiones a las que acudo con regularidad encuentro el ambiente sincero y amable que debe llenar toda forma de convivencia.
La crítica se hace de manera objetiva y promueve el conocimiento y su aplicación por medio de la práctica en la creación personal; se la acepta a sabiendas de que cada día debemos ser mejores en todo aquello que hagamos. Comparándola con mis antiguas tomatas literarias es un paraíso ya que su metodología permite que, con el tiempo que se da para la lectura juiciosa de los textos, los análisis que hace el equipo sean objetivos y se den las opciones lógicas para mejorarlos.
La visita de los escritores acompañantes es un aspecto muy importante, pues permite conocer otras obras y otras voces autorizadas en el ámbito literario nacional, que nos hacen afortunados al tenerlos entre nosotros. Me parece que la idea de la Red Nacional de Talleres, RENATA, está muy bien concebida y puede constituirse en el espacio que esperamos muchos para que se conozcan nuestros textos.

Fernando Bedoya Londoño Noviembre 16 de 2.006

Nota: en Colombia el Ministerio de Cultura tiene, en su área de Literatura, una red de Talleres de escritura creativa compuesta por 30 talleres activos y 13 en fase de diseño. El taller al que pertenezco se denomina "Maniguaje...Caquetá también cuenta", tiene su sede en Florencia y está integrado por un número que oscila entre 10 y 15 personas interesadas en la escritura de cuentos, crónicas y poesías. Publicó un libro de cuentos de sus integrantes con el nombre "Maniguaje...Caquetá también cuenta, Antología 2007; el Ministerio publicó el texto Cuadernos de Renata , Antología 2006-2007, en el que recoge los cuentos de 20 cuentistas de todo el país y pertenecientes a los talleres. Nos han visitados como escritores acompañantes Cristian Valencia, Antonio Ungar y Sergio Álvarez durante los tres años de vida del taller.

Publicado por fernando bedoya londoño en 7:55
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miércoles 7 de enero de 2009

EN BUSCA DE UNA FLOR PARA MASCAR
(Título de una canción de los años sesentas de Pablus Gallinazus, compositor nadaista colombiano)


El título del presente escrito se genera al estar escuchando tal melodía,- de los años sesentas, época en que era muy niño, no se hablaba de neoliberalismo, ni mucho menos de globalización-, y obligarme a confrontar su letra, con lo que sucede hoy, cuarenta años después y comprobar, con algo de tristeza, que los pobres de nuestro país estaremos siempre en situación de desamparo, desesperanza, rabia e impotencia, pase lo que pase y sigan haciendo los candidatos y gobernantes de turno, las mismas promesas y planes de mejoramiento paras cerrar la brecha existente entre los ricos y los pobres, y se implementen toda clase de medidas para contrarrestar el mal que aqueja a nuestra sociedad: la corrupción o proclividad hacia la codicia de los bienes, especialmente de aquellos que son del pueblo que delega a sus gobernantes para que los proteja y éstos, se los apropian o los utilizan para conseguir más dinero o poder, en una constante cíclica que se repite día tras día, mes tras mes, año tras año y que no acaban las leyes, porque desafortunadamente quienes las hacen, son los mismos que las violan.
Volviendo al tema de la canción cabe anotar que los pobres de ese tiempo enfrentaban los mismos problemas que en la actualidad: no tenían empleo, había desplazamientos por la violencia que ya se enseñoreaba del país, carecían de vivienda o se hacinaban en cambuches,-al igual que ahora-, en los barrios marginales de las ciudades y, en general, carecían de los mínimos satisfactores de las necesidades básicas como educación, salud y alimentación. Pero había más solidaridad, sin desconocer que ahora no la haya, y mas reciprocidad de parte de las personas a quienes se ayudaba, lo que no sucede en este tiempo en que, sin desconocer las necesidades y la rabia que deben invadir a quien tiene que dejarlo todo de un momento a otro, se pide en la mayoría de los casos dinero y con machete en mano o se descarga la frustración en aquellas personas que en el momento no tienen que dar.
Y lo hace desde el niño,- quien debería estar jugando y tiene que salir a pedir-, hasta la Señora, el joven o el anciano, dado que quienes causan el desplazamiento no discriminan a nadie, pues por los lugares donde pasan unos dejan marcados a sus habitantes para que los otros, al transitar por estos mismos senderos, los cataloguen como auxiliadores y, si no los matan, les exigen abandonar sus tierras convirtiéndolos en trashumantes de la miseria y en parias del gobierno.
En aquellos tiempos se era más romántico y al menos en las canciones, se contaba cómo, después de escuchar al hombre decir “que tengamos paciencia, que templanza y clemencia que Dios proveerá” la melodía decía “por eso, salgo siempre a caminar, en busca de una flor para mascar, pensando, que a la vuelta de la tarde, el trabajo, con que sueño, ya es verdad. Y recorro el camino, reconozco al mendigo, siento que vive en mí, como el sol sobre el trigo, el sencillo estribillo, que una vez aprendí. Por eso, salgo siempre a caminar...” y se seguía soñando y se puede concluir,- metafóricamente-, que no es cierto aquello de que, “Cuando el sol sale, sale para todos” pero si lo es el que "no hay nada nuevo bajo el sol".

Fernando Bedoya Londoño. Junio de 2004

Publicado por fernando bedoya londoño en 7:23
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miércoles 7 de enero de 2009

¿CÓMO COMENZAR?
A propósito de algunos momentos.
¿Cómo comenzar?¿Comenzar? Pero, ¿Cómo? De qué hablar en momentos tan tranquilos como éste en los cuales uno está hueco por dentro, como desocupado, como cuando se destapa un tarro y uno espera que tenga suficiente líquido, grano, harina o que sé yo y no encuentra sino un poco de eso pegado en el asiento del recipiente y debes raspar para sacarlo.
Así estoy ahora y al raspar mi cerebro lo único que me sale,-con esa cuchara que es el recuerdo-, son destellos de todo aquello que ofende mi forma de pensar de acuerdo con mis principios, mi educación, mis conceptos o mi forma de ver la vida o visión del mundo, como algunos la llaman y yo lo digo a veces, para darle cierto caché a mis palabras.Así, en esos destellos, alcanzo a pensar o a ver, pedazos de cosas, de palabras o de situaciones; un pedazo semi- des- compuesto de una naranja,-mas o menos así como está escrito-, o reflexiono en qué estaría pensando aquella persona que cuando le preguntaron a qué personaje admiraba, contestó que a Santa Teresa de Calcuta pero que afortunadamente ya había muerto; o veo en mi pensamiento unos valores deshilachados, arrancados, vueltos nada de tanto manoseo, de tanto cartelito de colores que contamina las paredes de las instituciones educativas, pero que no se proyectan en acciones tendientes a mejorar nuestra vida de relación o convivencia, como se llama ahora, y así poner el grano de arena que siempre falta y que todos queremos ser los últimos en colocar para constituirnos en supremos sacerdotes en el rito que hará posible la paz; o simplemente observar situaciones como la invasión del gobierno de los Estados Unidos a Irak con motivaciones muy endebles o la entrega del poder a las autoridades irakíes en los últimos días con el aumento de sus fuerzas armadas en este país.
Y van saliendo, con esos resplandores, temas muy importantes para desarrollar con profundidad, con orden y objetividad en un momento que no sea tan tranquilo como éste, en el que estoy un poco distraído por el son de la música, o no vengan los temas atropelladamente, de una, como sucede cuando el cuarto de San Alejo está lleno de cosas y uno abre la puerta y termina acostado en el piso, debajo de palos de escoba, traperos viejos, y toda una serie de adminículos de diferentes materiales, comprados con mucho gusto en las diez o veinte ferias artesanales que se han organizado o recibidos como regalos de los amigos, adquiridos con igual gusto y de la misma procedencia, y que después de colocarlos en los lugares adecuados se van cambiando de sitio hasta que, convertidos en basura sentimental, van a parar al dichoso cuarto y de éste, muchísimo tiempo después, a la carretilla de un basuriego, llamado ahora reciclador, o a las manos de un pariente, pobre pero honrado, que los recibe por obligación para no ofendernos, y de lo cual nos damos cuenta cuando llega alguno de los nuestros a casa y nos dice que en la esquina estaba botado un cucharero de alambre muy parecido a uno que papá compró en la feria artesanal de 1.985.
Al cuarto de San alejo,-que no es tal cuarto sino un rincón de nuestra casa, el ángulo que forma la puerta del patio que no se cierra o un hueco originado por la falta de planos para la construcción de aquella-, lo llamamos en nuestro país el rincón o cuarto de los trastos y ya casi no se puede llenar, porque no hay dinero para comprar trebejos.
Fernando Bedoya, julio 6 de 2.004

Publicado por fernando bedoya londoño en 7:03
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LA BRUJA

miércoles 7 de enero de 2009

LA BRUJA
A propósito de nuestro meztizaje cultural.
Dioses
Ya no están alejados ni pueden pretender
Ser unos más que otros,
Ni ostentar superior adoración, ninguno.
Allá, en alejado y concurrido domicilio,
En una florecida habitación,
Los ha convocado la Sibila.
F.B.L.
A nosotros los ¿escritores? melómanos, que no melosos, la música nos ayuda y con ello nos compromete a expresar nuestros sentimientos o ideas, de acuerdo con lo que nos dice la parte musical o la letra de la melodía. Para el caso que nos ocupa y de acuerdo con el título del texto, se escuchaban en el ambiente los acordes magistrales de ese gran acordeonero Lisandro Meza, cantando la conocida canción Los tripletutas en la que se queja, con mucha razón y a viva voz, del daño que le hace la piratería a la industria sonora y de no ser porque terminó, mi mente se hubiera ido por los vericuetos de ese gran negocio ilícito contra el que las autoridades poco hacen y al que nosotros alimentamos con la compra de discos de mala calidad. Sin embargo, después de escuchar la siguiente pieza musical, los arpegios ululantes de una organeta y los redobles de una batería, con un sonido misterioso, me metieron en el mundo de la brujería, descrito por esa otra gran institución musical como lo es la Sonora Dinamita y de ahí en adelante me puse a pensar al respecto.
En aquella, el cantante hace una exposición sencilla y medieval de las brujas y de todo aquello que es inherente a ellas como son sus costumbres, caminos y ritos para atraparlas o neutralizarlas, como dirían los integrantes de un bloque de búsqueda. Y lo hace de una manera tan vívida ayudado por las trompetas, bajos y demás instrumentos de la orquesta, que mi imaginación se pobló de atardeceres grises, lluviosos y amenizados con truenos e iluminados por relámpagos y rayos, a cuya luz veía las siluetas oscuras en las que podía distinguir, además de la escoba en la que cabalgaban, sus sombreros de pico torcido y hebilla de cobre, como también su nariz ganchuda coronada por una verruga gigante. No faltaba, igualmente, el gato negro cual loro en su hombro y el murciélago cómplice que siempre las acompaña, con su errático vuelo, en sus viajes hacia lo intrincado del bosque dónde, en compañía del macho cabrío, realizarán el aquelarre con sacrificios a bordo y más truenos y rayos hasta la salida del sol, enemigo natural de la noche, de sus habitantes y de sus maléficas obras.
Terminado y escuchado, dos o más veces, por su ritmo contagioso y mi gusto por la música de fiesta, me puse a pensar que ya no existe la Margarita o la Juana Montes que nombran en la letra de la canción y que encarnan a la vieja que nos amenazaba desde la cartilla Charry, en la parte de la combinación bra, bre, bri, bro y bru de BRUJA.Ésta ya no vive en los arrabales, que ahora llaman extramuros de la ciudad, sino en lugares especiales como barrios de clase media o alta, de acuerdo con la categoría y eficiencia, y cuando se desplazan por necesidades de su oficio de una a otra población, se hospedan en los mejores hoteles y en éstos en la “suite presidencial”.
Su presencia, especialidad o poder ya no es cosa de transmisión oral, por debajo de cuerda, sino de propaganda en las emisoras o canales locales de televisión en horarios muy bien concertados. Y no crean que al hablar de especialidad lo diga gratuitamente. ¡No! Lo digo seriamente, pues escogen muy bien su modus operandi.Para ello se valen de lo habido y por haber o de lo comido, bebido, soñado, fumado, vestido o puesto; leen las líneas de la mano los Quirománticos, el concho o cuncho del café y últimamente del chocolate, la ceniza del tabaco, del cigarrillo o del cachito, los sueños o pesadillas, el huevo serenado en agua de coco y con ello predicen el futuro, el presente y el pasado de sus clientes; utilizan las cartas de toda clase de barajas en la cartomancia y algunos son tarotistas por usar las del tarot; se valen de los números y a estos los llaman numerólogos y a su ciencia numerología; los dados hechos con huesos de finado o los huesitos de las manos de éstos sirven para echar la suerte y si se trata de hacer bienes o males se usan yerbas en tomas, emplastos y menjurjes; prendas que cubren o mejor, que descubren partes íntimas y no tan íntimas; crespos de las partes nobles y de otras no tanto; raspaduras de cayos y de las uñas del dedo gordo del pié; secreciones extraídas,- voluntaria, involuntaria, placentera, dolorosa, manual, oral o mecánicamente-, de todas las glándulas del cuerpo ya sean grandes, pequeñas, redondas o largas.
Con la globalización sus medios adivinatorios, condenatorios, salvatorios y curatorios se han ampliado e internacionalizado, al igual que su parafernalia y recorren,- éstos modernos representantes de los antiguos alquimistas, astrólogos, cabalistas, sibilas o chamanes-, las avenidas del espacio virtual o aparecen en las pantallas, en gran profusión, envueltos en llamativas y enormes capas tachonadas de brillantes piedras, con la cabeza cubierta por grandes tocados al estilo genio de las Mil y una noches y con sus orejas y dedos, de manos y pies, adornados con aretes, anillos y tornillos de todos los tamaños y materiales.
El escenario,- set o estudio en la jerga mediática, si así se puede decir-, en el que orientan a sus crédulos seguidores, desde un enorme trono, está diseñado con cielos estrellados en los que se destacan los arcanos, no alcanos que son de química, las casas y los signos del Zodiaco,- para la elaboración del horóscopo personal de 50, 60 o más millones de personas que nacieron en la misma fecha y hora-, representados en las diversas versiones según las diferentes culturas; las varitas mágicas o cetros son remplazados por grandes y artísticos báculos y aunque de relleno aparezcan una gran cantidad de tubos, retortas, esqueletos, mapas corporales-como el del hombre de Vitruvio de Da Vinci- representando el macro y microcosmos, tetragramatones gnósticos y demás símbolos de todas las creencias y tiempos, ubicada en un sitio estratégico está la bola de cristal que no puede faltar.
Sin embargo pervive el brujo o la bruja de pueblo o barrio que se encarga, en algunas ocasiones, de labores propias de cualquier celestina como organizar parejas, reconstruir virgos, interrumpir embarazos sospechosos, hacer dormir a los trasnochadores o procurar, a la esposa ansiosa, la tierra de cementerio para que su marido deje de echarse las polas todos los fines de semana y de paso, como buen mago, echarse los polvitos de la madre celestina que unos pasan por debajo y otros pasan por encima. A éstas acuden muchos colegas a los que les recomiendo, con mucha sinceridad, que cambien de canal y escuchen al Profesor Sutatán, el que bendice el gallo chiquito para problemas chiquitos, el gallo mediano para problemas medianos y el gallo grande para problemas grandes.
Fernando Bedoya Londoño, Florencia agosto de 2005.

Publicado por fernando bedoya londoño en 6:43
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