domingo, 1 de febrero de 2009

miércoles 7 de enero de 2009

EN BUSCA DE UNA FLOR PARA MASCAR
(Título de una canción de los años sesentas de Pablus Gallinazus, compositor nadaista colombiano)


El título del presente escrito se genera al estar escuchando tal melodía,- de los años sesentas, época en que era muy niño, no se hablaba de neoliberalismo, ni mucho menos de globalización-, y obligarme a confrontar su letra, con lo que sucede hoy, cuarenta años después y comprobar, con algo de tristeza, que los pobres de nuestro país estaremos siempre en situación de desamparo, desesperanza, rabia e impotencia, pase lo que pase y sigan haciendo los candidatos y gobernantes de turno, las mismas promesas y planes de mejoramiento paras cerrar la brecha existente entre los ricos y los pobres, y se implementen toda clase de medidas para contrarrestar el mal que aqueja a nuestra sociedad: la corrupción o proclividad hacia la codicia de los bienes, especialmente de aquellos que son del pueblo que delega a sus gobernantes para que los proteja y éstos, se los apropian o los utilizan para conseguir más dinero o poder, en una constante cíclica que se repite día tras día, mes tras mes, año tras año y que no acaban las leyes, porque desafortunadamente quienes las hacen, son los mismos que las violan.
Volviendo al tema de la canción cabe anotar que los pobres de ese tiempo enfrentaban los mismos problemas que en la actualidad: no tenían empleo, había desplazamientos por la violencia que ya se enseñoreaba del país, carecían de vivienda o se hacinaban en cambuches,-al igual que ahora-, en los barrios marginales de las ciudades y, en general, carecían de los mínimos satisfactores de las necesidades básicas como educación, salud y alimentación. Pero había más solidaridad, sin desconocer que ahora no la haya, y mas reciprocidad de parte de las personas a quienes se ayudaba, lo que no sucede en este tiempo en que, sin desconocer las necesidades y la rabia que deben invadir a quien tiene que dejarlo todo de un momento a otro, se pide en la mayoría de los casos dinero y con machete en mano o se descarga la frustración en aquellas personas que en el momento no tienen que dar.
Y lo hace desde el niño,- quien debería estar jugando y tiene que salir a pedir-, hasta la Señora, el joven o el anciano, dado que quienes causan el desplazamiento no discriminan a nadie, pues por los lugares donde pasan unos dejan marcados a sus habitantes para que los otros, al transitar por estos mismos senderos, los cataloguen como auxiliadores y, si no los matan, les exigen abandonar sus tierras convirtiéndolos en trashumantes de la miseria y en parias del gobierno.
En aquellos tiempos se era más romántico y al menos en las canciones, se contaba cómo, después de escuchar al hombre decir “que tengamos paciencia, que templanza y clemencia que Dios proveerá” la melodía decía “por eso, salgo siempre a caminar, en busca de una flor para mascar, pensando, que a la vuelta de la tarde, el trabajo, con que sueño, ya es verdad. Y recorro el camino, reconozco al mendigo, siento que vive en mí, como el sol sobre el trigo, el sencillo estribillo, que una vez aprendí. Por eso, salgo siempre a caminar...” y se seguía soñando y se puede concluir,- metafóricamente-, que no es cierto aquello de que, “Cuando el sol sale, sale para todos” pero si lo es el que "no hay nada nuevo bajo el sol".

Fernando Bedoya Londoño. Junio de 2004

Publicado por fernando bedoya londoño en 7:23
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